¿Por qué defendemos?



Más allá de que nuestra actividad profesional constituye nuestro medio de vida y sentimos una profunda vocación por lo que hacemos, entendemos que la actividad del abogado en materia penal deviene imprescindible para asegurar la vigencia de los principios y garantías de nuestra Constitución Nacional.

A partir de que toda persona debe ser considerada inocente, hasta tanto no se pruebe su culpabilidad y ella sea declarada en una sentencia que adquiera valor de cosa juzgada, es decir que no pueda ser motivo de ninguna ulterior vía recursiva, el abogado que la asiste y representa, debe gozar de la suficiente confianza como para conseguir contenerla, asesorarla sobre sus derechos entre los que podemos mencionar:


» derecho a ser informado de la causa que se le sigue,
» derecho a ser asesorado por un defensor de su confianza o en su caso de que se le proporcione uno de parte del Estado,
» derecho a conferenciar en forma privada y libre con su abogado,
» derecho a guardar silencio sin que ello signifique ninguna presunción en su contra,
» derecho a conocer las pruebas que existan en su contra,
» derecho a ser juzgado en un juicio público y oral,
» derecho a ser oído por un tribunal imparcial,
» derecho a ofrecer pruebas y controlar su producción,
» derecho a impugnar toda decisión judicial que lo perjudique,
» derecho a estar en libertad durante la tramitación del proceso.



Defendemos todo discurso de una persona, que nos parezca digno de ser defendido, porque sabemos por experiencia que muchas veces el poder penal del Estado es ejercido erróneamente, conduciendo a graves injusticias que terminan por condenar a un inocente.

Sin embargo, somos suficientemente libres como para no aceptar aquellas defensas que impliquen una afectación al sistema democrático que nos rige, así como involucrarnos en causas donde se desdibuje nuestra función de auxiliar de la justicia y que por no justificar la culpabilidad de quien reclama nuestros servicios, no estaríamos en condiciones de brindar un servicio eficaz.

Esta filosofía de trabajo, nos impone examinar cuidadosamente los casos que se aceptan, ya que no sentimos de utilidad contribuir a que peligrosos delincuentes logren impunidad. Si bien toda persona tiene derecho a una defensa, en nuestro estudio ejercemos el derecho a decidir a quienes defendemos, ya que ello nos confiere credibilidad en nuestra tarea, lo que en definitiva redunda en beneficio del cliente. Por ello seleccionamos los casos que tomamos, para prestar un mejor servicio profesional a nuestros clientes.

Tenemos claro que nuestra obligación profesional consiste en la utilización eficaz de todos los medios para elaborar una estrategia de litigación en materia penal, al servicio del discurso del cliente que debe ser presentado como verosímil y apoyado en otras pruebas que debemos ocuparnos en conseguir.

Para ello el estudio cuenta con el auxilio de personas que pueden brindar su apoyatura en materia criminalística, en distintas especialidades (periciales caligráficas, contables, médicas, accidentología automovilística, ingeniería civil y mecánica, etc…).

En el caso de los imputados, somos conscientes de que la vinculación con una cuestión penal, coloca a la persona en una especial situación de crisis, ante la potencial o concreta pérdida de su libertad, de allí que debemos brindarle la mayor contención posible para ayudarlo en forma integral a superarla. Cuando se encuentra detenido es fundamental la visita profesional al lugar donde se aloja, para llevarle esa asistencia que no se limita exclusivamente al asesoramiento jurídico y que incluye a su grupo familiar.

Además, conocemos la importancia que tienen en la hora actual, los medios de comunicación en tanto pueden influenciar indebidamente a funcionarios y magistrados judiciales, así como perjudicar la imagen de personas sometidas a proceso penal, tornando inútil la ulterior sentencia absolutoria, ya que el daño tiene características de irreparable. De allí que estamos en condiciones de salir en los medios de comunicación, a producir discursos defensistas, al servicio de nuestros clientes y con el objetivo de tratar de minimizar esos perniciosos efectos. Modernamente un abogado no sólo debe defender en las audiencias judiciales, sino también reproducir sus argumentos para que la inocencia de quien requiere sus servicios sea conocida por todos.